Brasil se ha consolidado como uno de los principales líderes mundiales en energía renovable. Con más del 80% de su matriz energética proveniente de fuentes limpias, como hidroeléctrica, eólica y solar, el país se destaca en un escenario global cada vez más enfocado en la sostenibilidad. Expertos señalan que la combinación de inversiones públicas y privadas impulsa el desarrollo tecnológico y la creación de empleos verdes.

Además del impacto ambiental positivo, Brasil empieza a atraer la mirada de inversores extranjeros interesados en asociarse en grandes proyectos de infraestructura energética. Regiones como el Nordeste se han convertido en referencia en parques eólicos y solares, con una capacidad creciente de exportar energía en el futuro. El gobierno también discute acuerdos con países europeos sobre hidrógeno verde, una alternativa prometedora para la descarbonización global.

Con un vasto potencial natural y una agenda climática en ascenso, Brasil refuerza su papel como pieza clave en la transición energética mundial. La capacidad de liderar con el ejemplo —uniendo producción limpia y desarrollo social— puede reposicionar al país estratégicamente en temas ambientales en las grandes conferencias internacionales.